miércoles, 1 de enero de 2014

El último Alcalde de Málaga. Eugenio Entrambasaguas

 Fotografía: Eugenio Entrambasaguas toma posesión de la Alcaldía en 1933, a su derecha Alberto Insua, Gobernador civil y detrás el Alcalde saliente, Narciso Pérez Texeira 
Eugenio Entrambasaguas Caracuel era natural de Priego y vecino de Málaga (C/Sánchez Pastor, 3), comerciante. Pertenecía a la Logia “Patria Grande”, nº 18 bajo el nombre de “Sol y Ortega”.
A finales de la dictadura de Primo de Rivera, pertenece a Alianza Republicana en Málaga, organización unitaria republicana, siendo en septiembre de 1930 de su Junta Municipal, de la que era vocal. Desde cuya tribuna firma el Manifiesto de abril (1930) para la unión de todas las fuerzas republicanas y que hace extensiva  a los partidos obreros para establecer la República de España.
Fue, en las elecciones del 12 de abril de 1931, elegido concejal  por la Alianza Republicana en las candidaturas republicano-socialistas por el distrito 1º (Alameda), obteniendo 1079 votos en una candidatura que encabezaba Emilio Baeza Medina (que sería elegido primer alcalde republicano). Posteriormente cuando las fuerzas republicanas constituyen formaciones políticas distintas según la línea ideológica y política Entrambasaguas se integra en 1931 en el partido de Lerroux, el Partido Republicano Radical.
Entrambasaguas es elegido Alcalde  de Málaga en la sesión de la noche de 15 de diciembre de 1933, por 14 votos a favor, 5 para el concejal José Adolfo González Oliveros y 11 en blanco, sustituyendo a su correligionario de partido y conocido industrial malagueño Narciso Pérez Texeira.
Durante el llamado “Bienio Negro” y la conformación del Gobierno de Lerroux con la CEDA y antiguos monárquicos, Eugenio Entranbasaguas decide abandonar su partido al sentirse traicionado en sus ideales republicanos y reformistas. Tras los sucesos de octubre de 1934 es suspendido, el  día 13,  por orden del Gobernador civil el Ayuntamiento que regentaba Eugenio Entranbasaguas, a pesar de que su gobierno se había posicionado en contra de la huelga  revolucionaria y manifestado su adhesión a la legalidad oficial, aunque no compartiera sus fines políticos. Se fué dejando una ciudad bajo el estado de guerra y donde los centros obreros son clausurados, la prensa censurada o intervenida y encarcelados centenares de los dirigentes y afiliados de los partidos de izquierdas y sindicatos.
Tras la victoria del Frente Popular  en febrero de 1936 el día 20 a las 10 mañana  se constituye el Ayuntamiento  de elección popular que estaba suspendido, volviendo a ser alcalde E. Entrambasaguas, pero esta vez como militante de Unión Republicana, cargo que mantendrá hasta la ocupación de la ciudad por las tropas italianas y falangistas de Franco.
Su preocupación durante sus mandatos en el primero con un carácter más reformista centrado en hacer funcionar  unos servicios municipales con escasos ingresos y una mayoría del pueblo que vivía en condiciones miserables. Así la enseñanza con la creación de nuevos centros escolares, la salubridad de los barrios obreros,  mejorar el abastecimiento de artículos de primera necesidad para las clases desfavorecidas, el conseguir la realización de obras públicas para mermar el grave paro existente, etc., son fruto de sus mayores preocupaciones.
Un ejemplo de su preocupación por los parados y que en los tiempos que corren son de vigente actualidad es la noticia anunciada por “El Heraldo de Madrid”, de 6-3-36: "El Alcalde propuso, acordado por el Ayto., pedir para la Corporación con destino a mitigar el paro, una participación en las multas que se impusieron por evasión de capitales a los capitalistas en Málaga. Fue acompañado del concejal comunista Andrés Rodríguez, visitó al Delegado de Hacienda, quién manifestó que habían sido impuestas varias cuyo volumen es de importancia. El Alcalde redoblará esfuerzos ante el Gobierno”.
En su segundo mandato su preocupación en un primer momento será retomar los proyectos abandonados por la anterior Comisión Gestora municipal, pero el pronunciamiento militar el 18 de julio y la posterior guerra que provocó el golpe hizo imposible que sus proyectos de mejoras para la calidad de vida de la ciudadanía malagueña se hiciesen realidad. La guerra y sus dramáticas lógicas de destrucción y muerte lo ocuparon todo, las institución municipal quedó relegada a unos pocos servicios que en sus primeros meses fueron los propios comités los que la llevaron a cabo, la vida colectiva en Málaga. Lo primero atender a las miles de familias refugiadas en la capital que huían del avance franquista, habilitar espacios de residencia, mobiliarios, alimentos, abrigos, medicinas,…, etc.
Son muchos los testimonios existentes que hablan de los esfuerzos del alcalde por salvar las vidas  durante la caótica retaguardia malagueña utilizando muy a menudo el coche oficial para trasladar personas y funcionarios municipales considerados de derechas o a miembros de congregaciones religiosas al Puerto para que pudieran irse a Gibraltar con la ayuda del cónsul honorario mejicano Porfirio Smerdou. Suya fue también la iniciativa de tapiar con un muro de ladrillos el coro de la Catedral para preservarlo de los bombardeos y ante la necesidad de habilitarla para albergar a centenares de mujeres, ancianos y niños que vivían refugiados allí.
Tuvo oportunidad de abandonar Málaga ante el avance de las tropas rebeldes a la República, pero prefirió permanecer en la capital y cuando fue capturado por “los nacionales”, el cónsul Smerdou trató de mediar ante el fiscal Carlos Arias Navarro, recordándole que el primer edil republicano había salvado muchas vidas de malagueños de derechas. Sin embargo, éste le contestó: “¡Pero cónsul, como alcalde de Málaga es fusilable por necesidad!”.
Efectivamente fue fusilado el 6 de marzo de 1937, según consta en el Registro Civil del distrito de Santo Domingo, por oficio recibido de la Auditoria de Guerra del Ejército del Sur, junto a otros 93 más en las tapias del cementerio San Rafael de Málaga.
Málaga ya no dispondría de un Alcalde elegido por su pueblo hasta 1979, 42 años después, una vez recuperadas las libertades  democráticas. El acuerdo de este Ayuntamiento para dedicarle una calle, fue firmado por un decreto del alcalde en julio de 2006, situada en los altos del Limonar.
Eugenio Entrambasaguas simboliza en su persona la voluntad de la sociedad malagueña, desde las más amplias capas medias (comerciantes, intelectuales, industriales, abogados, médicos, maestros, etc.) a la clase obrera en general, al cambio democrático y a erradicar las insoportables condiciones de vida y trabajo de la mayoría del pueblo. Él que era un comerciante que disponía una vida acomodada con ideales moderados que hoy podríamos calificar de liberal-progresista, donde la enseñanza, la salud, el trabajo y la cultura constituían la base para una democracia digna de tal nombre y de la modernización de España para sacarla de su atraso.